Escrito por Engin Erkiner
HISTORIA DEL LOBBY TURCO EN ALEMANIA (1) Lo que aquí se entiende por lobby no es la actividad de grupos de capital a través de diversas organizaciones para influir en las decisiones económicas del gobierno. Lo que se entiende por lobby es el intento de un país de influir en otro desde dentro a través de sus masas en ese país y de sus actividades en general. Turquía siempre ha tenido una gran audiencia en Alemania. A través de esta masa y su organización, ha intentado influir en las decisiones de un país económica y políticamente poderoso como Alemania con respecto a Turquía desde dentro de ese país. Aunque el discurso de "hay que crear un lobby turco" es antiguo, su verdadera historia comienza en la década de 1990. En esos años, Onur Öymen, embajador de Turquía en Alemania, se orientó hacia una nueva organización. Los cónsules cambian. Los cónsules, que solían ser invisibles fuera de sus lugares de trabajo y sus hogares, empezaron a aparecer en todas partes, desde bodas hasta partidos de equipos turcos e inauguraciones de exposiciones de artistas turcos. Durante estos años, la ley de ciudadanía en Alemania cambia y se hace más fácil hacerse ciudadano en comparación con el pasado. Turquía, tanto a través de los consulados como por otros medios, pide a sus ciudadanos que renuncien a su ciudadanía turca y se conviertan en ciudadanos alemanes. La ciudadanía es importante para poder participar en diversas instituciones, especialmente partidos, en Alemania. En aquellos años, Alpaslan Türkeş pedía a sus compatriotas que se hicieran ciudadanos alemanes y se afiliaran a la CDU. Se pensaba que si los turcos entraban en los partidos alemanes como ciudadanos alemanes y eran elegidos diputados, defenderían los intereses de Turquía y así se influiría en la política alemana desde dentro. La evolución no fue la esperada. Los nacionalistas de la CDU tuvieron que abandonar este partido en poco tiempo porque se consideró incorrecto que hicieran política sobre Turquía en un partido alemán. Se espera que estas personas hagan política sobre los problemas de Alemania, pero no son conscientes de tal necesidad. La segunda decepción surge en relación con las personas de origen turco que son elegidas diputadas de diferentes partidos. Aceptan las decisiones de su partido como vinculantes, no las de Ankara. Y tienen que hacerlo. El hecho de que algunos diputados digan algunas palabras buenas para Turquía en el Bundestag tampoco tiene ningún efecto. También hay diputados alemanes de origen turco que se oponen a las políticas de Turquía. El periódico Hurriyet hace campaña constantemente contra Cem Özdemir, diputado de Los Verdes. Es interesante la mentalidad de los responsables de este periódico, que llevan años viviendo en Alemania. Demuestran que vivir en un país durante años e incluso saber alemán es diferente de entender el funcionamiento de ese país. Por ejemplo, quieren que la gente no vote a Cem Özdemir en las elecciones, pero son sobre todo los alemanes quienes eligen a esta persona. No es decisivo que los turcos con ciudadanía alemana voten o no a esta persona. Cuando no se obtienen los resultados esperados, se intenta otra vía: Fundar un partido afiliado a Ankara... En varios estados, los turcos nacionalizados alemanes fundan partidos. El objetivo es entrar en el parlamento estatal y luego en el Bundestag. No se llaman "partidos turcos", sino "demócratas alemanes" o nombres similares. Tampoco aquí obtienen resultados, porque estos partidos no pasan de ser marginales. No pueden entrar en los parlamentos estatales. Los experimentos en este sentido distan mucho de haber terminado. Especialmente en el estado de Renania del Norte-Westfalia, donde la población turca es numerosa, cabe esperar nuevos intentos. Ankara se ha dado cuenta, aunque lentamente, de que el lobby turco no puede construirse de esta manera. Se ha tomado como ejemplo el lobby judío, pero debido al genocidio judío en el pasado, este grupo ocupa un lugar especial en Alemania y no puede tomarse como ejemplo. Además, la organización de los judíos en Alemania no se limita a los consulados y sinagogas israelíes. Tienen asociaciones, actividades de prensa y organizaciones culturales. Cuando Judith Butler, filósofa de origen judío, acudió a Fráncfort para recibir el Premio Adorno que concede la Universidad Goethe de Fráncfort, las organizaciones judías protestaron contra ella por oponerse a las prácticas políticas de Israel y se dio publicidad a esta protesta. El premio se volvió a conceder, pero hicieron ruido. Si quieres que se te escuche en público cuando protestas contra gente que no te gusta, tienes que tener una organización eficaz o ser influyente en organizaciones conocidas, como sindicatos, organizaciones artísticas importantes u organizaciones de escritores. Unos cientos o miles de personas gritando en la calle no conseguirán nada. Como veremos en la siguiente parte de este artículo, tanto turcos como kurdos no han aprendido a hacer política en el país en el que viven. Trasladan aquí su estilo turco de actuación y siguen siendo ineficaces. Continuará...